LA REVOLUCIÓN DE LOS CUARTOS

Según la Real Academia de la Lengua Española Revolución es: “cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación. O en su defecto Cambio drástico y profundo de cualquier cosa” Dicha palabra suele estar asociada a grandes epopeyas y al desarrollo de grandes hechos políticos e históricos, la mayoría de las veces con finales poco felices.

Ahora bien, para el presente escrito asociamos la palabra revolución con algo que si bien no tiene una apariencia histórica, pensamos que al final si podría llegar a tenerla: la construcción de cuartos, recámaras, o en llano maracucho de una pieza para alojar a personas de escasos recursos.

Hagamos algo de números. En algunos escritos anteriores hemos hablado sobre el déficit habitacional en Maracaibo y hemos dicho que este debía estar por el orden de las 80 mil a 100 mil viviendas. E igualmente hemos dicho que cerca de 220 mil viviendas han sido construidas por la dinámica inmobiliaria barrial. Estas dos cuentas nos dan cerca de 300 mil viviendas que bien podrían estar sujetas a algún tipo de intervención.

Pero estas intervenciones deben ser entendidas en su justa magnitud, sólo hace falta que se construyan cerca de 100 mil nuevas moradas. Y tal vez mejorar en algún modo a cerca de 100 mil viviendas de las construidas en barrios. Esto nos da un mercado bien claro pero diferencial: con unos hay que arrancar de cero y con otros mejorar un poco su alojamiento ya existente.

La pregunta sería: cuál tipo de vivienda construir, qué tipo de mejoras desarrollar a las viviendas que ya están edificadas en muchos barrios: ¿?…

Una respuesta aunque poco atractiva para las formas tradicionales de entender el déficit habitacional es: para unos construir piezas o cuartos que puedan crecer a medida que pasa el tiempo y para otros mejorar las piezas o cuartos que estén más deteriorados en las viviendas ya existentes. Esta forma de asumir la intervención del déficit cambia totalmente el esquema de vivienda llave en mano planteado hasta ahora y nos abre la posibilidad de liberar recursos para atender a más familias y hasta para invertir en equipamiento y en el hábitat en general que es nuestro déficit más crónico y abierto en Maracaibo.

Hablaríamos pues de cuartos construidos al año y de cuartos mejorados por año. Una estadística nueva y quizás poco impactante, si lo vemos desde la perspectiva gubernamental o nada lucrativa si se quiere ver desde la óptica del contratista. Sin embargo, desde la óptica de los habitantes es lo más lógico: construir poco a poco, de acuerdo al ritmo de generación de recursos del núcleo familiar. O para decirlo como lo diría cualquier arquitecto, ingeniero, urbanista o especialista en gestión habitacional: construir progresivamente la vivienda.

Esto sí sería una verdadera revolución. Pues supondría para muchos pasar del rancho directo a una pieza en duro que sin duda mejoraría la calidad de vida y dignificaría a las familias. Más allá de que hasta sería un rentable negocio dado el volumen de construcciones posibles.